lunes, 29 de diciembre de 2008

Deseos de Gabriela

Muchas veces nos hemos sentido abatidos por el cansancio diario, pero si estábamos convencidos de nuestra meta redoblabamos las fuerzas por la noche y arremetíamos por la mañana.

Otras tantas ni siquiera tuvimos ganas de... pero una voz interior nos impulsaba a seguir, ha luchar por esa meta sea grande o pequeña pero meta al fin. En algunas, nos topamos con miles de dificultades que debimos ir sorteando para no decaernos.Quizas agobiados con el entorno en que vivimos dijimos "BASTA".... pero era un basta ... o una simple pausa.

Sabemos que hay caminos más empinados que otros.... sabemos que nuestra realidad no es casual... pero debemos saber que nuestra capacidad de amar es infinita y por ende cualquier obstáculo será superado.

Este ha sido un año muy especial, tenemos hoy la posibilidd de estar conectados con familias de todo el mundo que nos cuentan sus vivencias y asi nutrirnos mutuamente, por ello siento que mi deseo más profundo, LA CREACION DE LA PAGINA WEB, comienza a dar sus frutos.

Una vez más GRACIAS MARCELA!!!!, sin tu colaboración y dedicación, no hubiera sido posible Y espero que este sea el comienzo para seguir afianzandos los lazos de hermandad entre todos aquellos que integramos la Comunidad Rubinstein Taybi. Los mejores deseas de paz y prosperidad para las próximas fiestas.

Beso, Gaby

lunes, 22 de diciembre de 2008

Felices Fiestas para todos!

Un abrazo para todos, Gaby y Marce

jueves, 18 de diciembre de 2008

Lenguaje

Algunos de los problemas del lenguaje son percibidos tardíamente, porque es común que se enmascaren, que no presenten su faz tal como es.
Quienes los padecen suelen utilizar estrategias compensatorias, puesto que se dan cuenta de que algo marcha mal en sus posibilidades de comunicación y buscan evitar la sanción de sus pares a través de burlas o señalamientos que los incomodan. Por ello es necesario estar atentos a las disfunciones en este campo, para realizar un diagnóstico lo más temprano posible que revierta el desarrollo de la patología de base. Pareciera contradictorio vincular un concepto tan fuerte como el de insidia con el campo del lenguaje y específicamente cuando su dificultad se manifiesta como disfunción en el desarrollo.
En realidad, ha sido costoso el hallazgo de este término, y aunque lo seguimos discutiendo en distintos ámbitos fonoaudiológicos, pareciera también que, con el tiempo, se amplía y se consolida.Insidia significa Acechanza, el diccionario lo refiere a toda acción que tiene como intención hacer daño a otro. Esa acción, además, transcurre de manera oscura, silenciosa, solapada.El término insidia se ha inscripto desde siempre en aquellas enfermedades que cursan de manera sub-clínica, a-sintomática y que se hacen evidentes cuando ya están instaladas. Son enfermedades que transcurren de manera insidiosa.Nuestra práctica cotidiana referida al tema que nos ocupa es harto descriptiva: es alta la frecuencia con la que los niños y las niñas portadores de una patología lingüística -con déficit en el aspecto semántico, retardo afásico, y/o fonológico-sintáctico, retardo anártrico- inician una escolaridad de enseñanza regular. Las dificultades se detectan en el aula, no antes, y dependiendo de la severidad del cuadro, esto sucederá en el primero, segundo o tercer ciclo escolar, si es que antes no se produce una deserción.
Es interesante aclarar que raramente se detecta como dificultad de lenguaje, lo que aparece como evidente es el impacto que dicha dificultad ha provocado en los aprendizajes escolares, aquí se presenta un interesante nudo a desatar.

¿Qué es lo que produce el enmascaramiento de la dificultad de lenguaje? O, dicho de otro modo, ¿cómo se gesta la insidia en los trastornos funcionales del lenguaje en el curso del desarrollo?La difusión de estos temas ha sido condicionada, posiblemente, por una gran cantidad de mitos que aún circulan y a los cuales sigue siendo muy costoso desterrar, muchos de ellos transformados en verdaderas profecías que finalmente se cumplen en lo aparente; por ejemplo: "No se preocupe, es pequeño todavía, no se ponga ansiosa", a lo que se agrega a modo de vaticinio: "Ya va a hablar"Si bien la escasa difusión de estos temas provoca fallas de importancia en el ámbito de la prevención en agentes de la salud vinculados con el crecimiento y desarrollo de las personas, no deberíamos atribuir a este aspecto una responsabilidad total.
En el intento de analizar posibles causas para la insidia, acerco este concepto al que trataré de "abrir", apenas formulado: la multiplicidad de factores que intervienen y atraviesan la organización funcional del lenguaje permite un aditamento compensatorio de alto rendimiento social.Quiero decir que específicamente en los trastornos neurolingüísticos, retardo afásico y retardo anártrico, cuyas alteraciones se imbrican en el desarrollo y quienes lo padecen presentan comportamientos similares a sus pares sin dificultades y por lo tanto difíciles de esclarecer fuera del ámbito de la práctica profesional específica, interviene, de manera vicariante o compensatoria de la dificultad, la puesta en actos de un entramado de hábitos predeterminados cuya finalidad tiende a la auto-preservación del sujeto que los padece.Sigo abriendo: los niños y niñas comienzan a descubrir tempranamente, sucede en general con la escolaridad inicial -jardines y pre-escolar-, que en el circuito de la comunicación con sus pares aparecen algunos disturbios, pequeñas luces que se prenden para dar cuenta de que el otro no le entiende lo que dice o bien lo que se le dice se le torna incomprensible.Así, entonces, comienzan a asumir la postura del "niño testigo", del que observa desde afuera, al margen de las situaciones comunicativas. Sus intervenciones no son espontáneas, aprenden a regularlas o a controlarlas, ya sea porque no comprenden cabalmente o porque temen expresarse de manera inadecuada ("Yo sabía lo que la maestra preguntaba, pero no dije nada porque los chicos después se burlan").Buscan recodos, para evitar determinados vocablos ("Voy a la escuela de Alem y Mendoza". Decía las calles en cuya intersección está ubicada la escuela pues no podía expresar su nombre; decía La Llase por la correcta La Salle).Eligen intérpretes que hablen por ellos (un niño de 12 años que no podía decir correctamente la palabra hamburguesa contaba en una ocasión cómo se las arreglaba cuando iba con sus amigos a un lugar de comidas rápidas: "Cuando falta una cuadra para llegar, le doy el dinero a uno de mis amigos y le digo: Pedime una con queso").Actúa también, en ocasiones, de manera compensatoria una evidente insistencia en mejorar la dicción, copiando los modelos correctos porque les son mostrados o impuestos por los adultos del entorno, ya sean familiares, por medio de prácticas terapéuticas absolutamente inapropiadas o porque de manera espontánea hay, por parte del infante, un esforzado intento por lograrlos. La dicción se mejora pero el lenguaje, sustento de aprendizajes ulteriores, sigue desorganizado.
En los trastornos semánticos, además, el desarrollo va cobrando pobreza ("Es desatento como el padre", "Es vago, tengo que repetirle tres veces lo mismo", "No escucha, debe tener problemas auditivos").Dependiendo de la severidad del trastorno, de la etiología y de las características personales, estas actitudes se van estabilizando e integrando a la competencia comunicativa. Es engañoso porque la competencia lingüística no mejora por ello, "aparece" optimizada, pero desde el punto de vista neurofisiológico y neuropsicológico esto es ficticio. De manera subyacente, la insidia continúa.
La insidia es una serpiente, permítanme la metáfora. Repta de manera silenciosa y en su avance va dejando sus marcas. Cuando el lenguaje es requerido desde las convenciones, especialmente las escolares, allí se hace evidente, da señales, se muestra. Pero estos signos generalmente no son bien interpretados por quienes deberían hacerlo. Generalmente se sostiene que si el lenguaje, mejor dicho la dicción, ha ido mejorando con el tiempo, no hay motivos para vincularlo con las inadecuaciones que se presentan, y la serpiente, silenciosamente, sigue su camino.La configuración funcional del lenguaje es nodal, es arribo y partida, en el mismo punto en que se constituye como resultado de un proceso de aprendizaje se transforma en generador de otros. Al mismo tiempo en que se va consolidando como una función altamente compleja, paradójicamente, se convierte en vulnerable, porque debe constituirse en sostén de nuevos aprendizajes por venir.Una alteración en el desarrollo del lenguaje inhabilita al sujeto para propiciar otros aprendizajes y esta inhabilitación se hará socialmente notoria cuando se requiera una participación específica del lenguaje, no antes.

Dicho de otro modo, la dificultad está latente, subyace, pero aparece en la superficie de manera tardía porque no supimos interpretarla antes y en muchos casos no supimos tratarla de manera adecuada. La dificultad de lenguaje puede comprometer la comprensión, la expresión oral, la escritura y la lectura; lo importante es reconocer que sigue siendo una dificultad de lenguaje independientemente de donde impacte.Por lo tanto, la detección precoz, el diagnóstico diferencial y el abordaje en tiempo y forma de las alteraciones lingüísticas actuaría como mecanismo de freno del desarrollo patológico- insidioso del lenguaje. Nuestra responsabilidad es insoslayable.

Marta A. Espeleta** Marta A. Espeleta es Licenciada en Fonoaudiología.Contacto: lenguajeaprendizaje@ datamarkets.com.arwww.lenguajeaprendizaje.com.ar

jueves, 11 de diciembre de 2008

TODOS A BORDO

Cuando la discapacidad es el pasaje para navegar por el Río de la Plata

Un programa que busca integrar a personas con todo tipo de dificultades físicas o mentales.

TODOS A BORDO.

PRESENTANDO EL CERTIFICADO DE DISCAPACIDAD SE ACCEDE AL CURSO, QUE DURA 10 CLASES. Un antes y un después. De libertad, de sueños, de quitarse los miedos, del apoyo humano. De esos cambios hablan. Porque los problemas con los que dicen que llegaron, pasaron a segundo plano. Sus prioridades ahora son otras. Un programa de navegación les permite luchar por sus objetivos, reconocer que son capaces de hacerlo y aprender que las diferencias se pueden superar, que pueden sentirse iguales al resto, que pueden integrarse social y laboralmente. Se trata del programa "Naveguemos juntos", del que participan unas 100 personas discapacitadas de entre 18 y 69 años. Viajan desde Capital Federal y varias zonas del Gran Buenos Aires a Olivos especialmente para "descubrir que si no tienen capacidad o la habilidad para una cosa, pueden tenerla para otra". Todos los jueves y sábados por la tarde salen de la boca del Centro Naval de Olivos y pasean por el río durante tres horas en dos barcos H19 (veleros de pequeño porte) donados y restaurados. Viajan seis personas por barco con Pablo Sánchez y Matías Pailot, los dos instructores. Los grupos rotan para que todos puedan integrarse y conocerse. La idea surgió en 2006. Es un curso gratuito y abierto a todos: hay personas no videntes, sordas, con problemas motrices, transplantados, con dificultades mentales o problemas psiquiátricos. El único requisito es presentar el certificado de discapacidad. Son 10 clases semanales para quienes comienzan, y para los "expertos" son esporádicas.

El propósito es promover la navegación a vela como actividad educativa, terapéutica y recreativa para personas discapacitadas. "Hoy no hay una actividad o un deporte para las personas discapacitadas mayores de 18 años. Gracias a la navegación, están más abiertos a los desafíos", dice María Inés Flores, la capitán de fragata ingeniera y coordinadora del programa. Y explica que desalientan la competencia y que sus objetivos: son mejorar la aptitud física y psíquica, fomentar el trabajo en equipo y disfrutar del contacto con la náutica para afianzar la personalidad y contribuir a la socialización, la integración y la equidad. El programa también funciona en Mar del Plata -"Al mar sin barreras"- y en Santa Fe -"Todos a bordo"- que cuenta con un seguimiento terapéutico. Y en España -"Velas para todos sin excusas"- y Francia -"Velas sin fronteras"- la idea también prendió. "No hay una técnica única. Al principio la falta de experiencia hacía que los cuidemos demasiado.

Después fuimos aprendiendo varias cosas. Hay que dejarlos. Cada uno va a pedir diferente ayuda", cuenta Flores. Claudia Álvarez (54), de Flores, arrancó con el curso el año pasado. Tiene polio. Decía que los bastones eran una prolongación de ella. Pero en el barco se olvida que existen. "Se me van todos los miedos. Aprendí a moverme adentro del barco. Además se genera una camaradería. Conocí gente muy especial", asegura. Claudia nunca antes se había subido a un barco. Susana Halperín (53), de Caballito, tampoco: "Gané estabilidad". Y sigue: "Navegando no hay exigencias. Cada uno hace lo que quiere, logra lo que quiere. Se viven cosas intensas". De eso también habla Luz Castillo Aguilar (47), transplantada y vecina de Palermo: "En el barco los problemas quedan en tierra pero el grupo trasciende, continúa fuera". Es que chatean, se mandan e-mails, se apoyan, organizan asados, reuniones y viajes al interior. En 2006 fueron a navegar a Salta y, en 2007, a Mar del Plata. Y el próximo 16 de diciembre tienen la fiesta de fin de año en la fragata Sarmiento: les entregan un diploma. Carlos Cambón (34) sufrió un accidente de snowboard en 2007. Camina con un andador y tiene dificultades para hablar. En julio de este año empezó a navegar y ahora es su tema preferido. "Es que te conecta con la naturaleza y con uno mismo -enfatiza María Claudia Endrizzi, de Villa Pueyrredón-, lo importante es vencer os problemas y darse cuenta de que eran ideas que uno mismo se crea en la cabeza".

Entre risas todos aseguran que sólo hay que tener la convicción de que vale la pena y no cerrar los sentidos.Por: Guillermina De DominiFuente: Clarin